La forma de la playa de Rodiles, un rectángulo de un kilómetro de largo por 250 metros de ancho, permite hacer un recuento de bañistas por sectores.
Cada una de las cuatro torres de vigilancia delimita una zona, sobre la que se hace un recuento que después se extrapola al resto.
Después también se cuenta de forma estimada el número de bañistas que se encuentran, en ese momento, en el agua, y después se coteja la suma de ambos resultados con el número de plazas de aparcamiento ocupadas.
En la playa de Rodiles llevan haciendo este recuento desde hace años, pero este verano han decidido hacerlo más fiable.
Por eso, siempre lo llevan a cabo a las 16:00 horas y miden tanto desde la torre como a pie de playa.
Un sistema que sería extrapolable a otras playas asturianas, siempre y cuando cumplan con una serie de condiciones como una orografía adecuada.
Los servicios de Salvamento adscritos al Plan Sapla están obligados a aportar una estimación de usuarios por cada arenal, y en Rodiles esta cifra también sirve para estudiar el comportamiento de los usuarios y la aceptación de los diferentes servicios que se van implementando en el arenal maliayo.
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