Los vecinos de Orllé se enfrentan a un dilema, seguir formando parte del Parque Natural de Redes o abandonarlo.
Mañana están convocados a una asamblea para tomar una decisión.
Desde el pueblo aseguran que las restricciones que impone el parque limitan la actividad de ganaderos y agricultores.
No pueden comprar una finca para almacenar el estiércol, tampoco desbrozar caminos ni realizar quemas controladas.
La gota que ha colmado el vaso, aseguran, es el retraso en las obras para mejorar el acceso a una mayada muy utilizada.
El Principado exige un estudio de impacto ambiental para poder dar el visto bueno al proyecto.
Los vecinos temen que con este retraso la mejora no llegue a realizarse porque tendría que cargarse al presupuesto de 2015 y no al de este año, que ya tenía una partida reservada.
En Orllé viven alrededor de un centenar de personas, la gran mayoría dedicadas al ganado. Sin trabajo ni turismo, temen que el pueblo desaparezca.
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