Colunga y Piloña albergan los dos últimos molinos para descascarillar escanda

En un mes arrancarán las labores de recuperación del molino piloñés

Los etnógrafos afirman que en el siglo XVIII en el Oriente asturiano podían contarse entre 700 y 800 molinos para descascarillar escanda, pero hoy en día sólo queda uno en el concejo de colunga y otro, ubicado en Robléu de Anayo, en Piloña.

El colungués está restaurado, pero el piloñés permanece abandonado bajo un hórreo desde que quedó en desuso en los años sesenta del siglo XX. Cuando hace algunos meses se enteró de su existencia, Pedro Suárez, director del museo del Reloj ubicado en L'Infiestu, decidió restaurarlo de manera altruista, labor que comenzará dentro de un mes.

El molino está prácticamente entero, pero habrá que sustituir muchas partes de madera dañadas por el paso del tiempo y parte de las de metal. Además habrá que reconstruir la tolva en la que, desde el hórreo, se vertían los sacos de cereal.

De ese modo, el grano limpio ya podía llevarse al molino que se deseara, normalmente al ya desaparecido de Barroses. Con la restauración de este ingenio, Pedro Suárez pretende colaborar en la preservación del patrimonio rural asturiano, elementos que un día fueron de uso cotidiano y que en su mayor parte ya han desaparecido.