El Museo de Bellas Artes acogerá hasta finales de este mes una exposición de 30 obras del artista gijonés Orlando Pelayo, uno de los artistas de mayor proyección internacional nacidos en Asturias.
Con apenas 19 años se vio obligado a marcharse de España tras la Guerra Civil. Dice que eso le impidió estudiar pero así afianzó su vocación temprana de pintor. Estuvo en Orán, Argelia, hasta 1947, un periodo en el que estuvo en contacto con escritores como Albert Camus y Jean Grenier. Le animaron a cumplir el sueño de cualquier artista, irse a París.
Allí su expresión artística se inclinó por el expresionismo, con influencia del postcubismo. El exilio marcaba también su estilo como en su serie 'cartografías de la ausencia'
A partir de 1955 comienza una nueva etapa en un intento de aunar la descomposición en planos del motivo representado y la utilización de un brillante colorido, próximo al fauvismo. De esa serie de obras, se muestra en esta exposición Icaro, preludio de su viaje a la abstracción. Sus creaciones tienen un sustrato que residía en su subconsciente
Además de pintor, Orlando Pelayo fue autor de diversa obra gráfica. En el Museo de Bellas Artes se puede ver una selección de los fondos que tienen de su obra.
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