La avispilla tiene menor impacto sobre el castaño en plantaciones espaciadas

El insecto genera agallas en los árboles y puden limitar o anular su crecimiento

El impacto de la avispilla (Dryocosmus kuriphilus) sobre el crecimiento de los castaños es menor en plantaciones espaciadas que en masas de monte bajo debido a la menor competencia existente entre los árboles por la luz y el agua y a la mayor disponibilidad de nutrientes, lo que compensaría los efectos negativos de ese insecto sobre el crecimiento de dicha especie.

Así lo refleja una investigación en la que participa la Universidad de Oviedo publicada en Frontiers in Forests and Global Change realizado con datos de 16 plantaciones diferentes para analizar el impacto de la avispilla, una plaga originaria de China que en España se detectó por primera vez en Cataluña en el año 2012 para extenderse después por toda la Península Ibérica

En el caso de Asturias, la avispilla del castaño fue detectada por primera vez en 2014 en una parcela ubicada en la Finca Experimental La Mata, en Grado, y, según el profesor Pedro Álvarez Álvarez, del Departamento de Biología de Organismos y Sistemas de la Universidad de Oviedo, se trata de una plaga que induce la aparición de agallas en los árboles.

Cuando esta circunstancia se da en las hojas, disminuye la superficie foliar y, cuando suceden en los brotes, limitan o anulan su crecimiento lo que tiene como resultado, según Álvarez, una disminución de la biomasa fotosintética y del vigor de los árboles.

Además, el reemplazo de los tejidos vegetales afectados por el insecto demanda recursos por parte del árbol, influyendo en sus patrones de asignación de recursos, lo que conlleva una disminución en el crecimiento en diámetro, afirma el profesor.

Estudios previos ya habían cuantificado el efecto de la avispilla en diferentes producciones que ofrecen las masas de castaño, especialmente la castaña, mientras que en el caso de la producción de madera, los dos únicos trabajos realizados hasta el momento apuntan una reducción del crecimiento en diámetro de hasta un 60 por ciento.

Los resultados de ambos estudios están basados en datos de masas italianas procedentes de brote de cepa, el denominado monte bajo de castaño, caracterizadas por densidades superiores, en general, a 1.000 árboles por hectárea, pero no se había estudiado el efecto de la plaga en masas de menor densidad como las de plantaciones orientadas a producir madera o fruto.

En esos casos la densidad de plantación no supera los 600 árboles por hectárea y muchas de ellas realizadas en los últimos diez o vente años en zonas del noroeste de España antes ocupadas por prados u otros cultivos agrícolas por lo que la calidad del terreno es muy buena.

En la investigación, en la que participaron investigadores de las universidades de León, Santiago de Compostela y Oviedo, se tomaron datos de 16 parcelas del centro de la provincia de Lugo a las que se hizo un seguimiento de su crecimiento en diámetro y del nivel de ataque por avispilla durante cuatro años.

Pese a que el nivel de ataque fue elevado en la mayoría de las parcelas en la mayoría del periodo analizado, la reducción del crecimiento anual achacable a la plaga no superó el 15%, su media se situó en el 10%, muy inferior al observado en masas densas de monte bajo.