El Castillo de Tudela, una de las fortificaciones más notables que se conservan de la Alta Edad Media

Una construcción que el rey Alfonso III mandó levantar en el año 860 para proteger el acceso a Oviedo

Oculto entre la vegetación salvaje, producto de siglos de abandono, se ubica el Castillo de Tudela. Una construcción que el rey Alfonso III mandó levantar en el año 860 para proteger el acceso a Oviedo desde la Meseta. 

El rey Juan I lo mandó derribar en el siglo XIV como una forma de acabar con las continuas rebeliones contra la Corona que se gestaban entre sus paredes. La ruina y el abandono han sido unas constantes desde entonces.

El edificio, comido por la espesura del bosque, se conserva aún así entero, con tres círculos concéntricos de fosos y murallas de cuatro metros, rodeando la Torre Mayor, de 10 metros de alto, la única que destaca entre el paisaje. A pesar de su decadencia física, el castillo se convirtió en todo un símbolo para el Valle de Tudela y la parroquia de Olloniego / Lluniego.

Declarado 'Bien de Interés Cultural' desde 1965, el 'castiellu' busca ahora una segunda oportunidad. Ha sido objeto de varias investigaciones arqueológicas, estudios y prospecciones geológicas. Desde hace 10 años existe un proyecto para su puesta en valor.

Un proyecto que ya se ha presentado a la Dirección de Patrimonio del Principado de Asturias y cuyo objetivo sería recuperar y hacer visitable una de las fortificaciones, junto con el Castillo de Gauzón, más notables que se conservan en Asturias de la Alta Edad Media.