El queso de Fuente empezó a elaborarse como aperitivo para quienes iban a la hierba

Su tradición se ha ido perdiendo, no se encuentra a la venta y su producción escasea

El queso de Fuente toma su nombre de la fuente de madera de castaño en la que se elabora, condición indispensable en la fabricación de este producto lácteo típico del concejo de Proaza.

Una tradición ancestral que ha llegado hasta nuestros días gracias a la labor de colectivos como la Sociedad Cultural Peñas Juntas, quien se encargó hace ya años de recuperar su historia.

El queso de Fuente, que empezó a elaborarse como aperitivo para quienes iban a la hierba, se elabora a partir de leche de vaca en crudo, a la que se añade a lo largo de la elaboración fermiento de un año para otro, sal y licor de caña, producto este último sustituido hoy en día por orujo. Una tradición gastronómica que se ha ido perdiendo con los años.

Clemente Alonso es uno de los pocos vecinos del concejo que hoy en día aún lo elabora y que ha trasmitido su saber a su hija María.

Son tres meses de elaboración para obtener un queso pastoso, cremoso, de apariencia suave pero con un característico sabor fuerte y picante, ideal para combinarlo con la dulzura del pan de escanda o de maíz. En la actualidad, el queso de Fuente escasea porque no es un producto que se encuentre a la venta.

Los pocos vecinos que lo elaboran lo hacen para consumo propio, con una excepción: Las Jornadas Gastronómicas de los Nabos y del queso de Fuente que, hasta la pandemia, Proaza celebraba el último fin de semana de Enero y donde se rendía tributo a este queso tan arraigado con la historia del concejo.