Sergio G. Sánchez rueda en Asturias su ópera prima 'Marrowbone'

La cinta del guionista de 'El orfanato' o 'Lo imposible' es un enigmático 'thriller' psicológico

El asturiano Sergio G. Sánchez, guionista de películas como 'El orfanato' o 'Lo imposible', ambas de Juan Antonio Bayona, rueda estos días en Asturias su primera película como director, "Marrowbone", un enigmático 'thriller' psicológico con un reparto internacional, ambientado en la América de los años sesenta.

La cinta relata la historia de cuatro hermanos menores de edad que se quedan huérfanos y que se tienen que esconder del mundo, en la medida en que ello les es posible, por temor a ser descubiertos y separados por las autoridades.

El elenco de actores lo integran Anya Taylor, Mia Goth, George Mackay y Charlie Heaton, cuatro rostros jóvenes de origen británico y estadounidense que ya empiezan a ser reconocidos para el público por sus apariciones en películas y series de televisión.

Tanto los actores, como el cuadro artístico y de producción al completo, han presentado el proyecto de rodaje en la propia casa donde transcurre buena parte de la acción: un transformado palacio de Torre de Arango, en Pravia, convertido en una típica granja de la costa atlántica americana, cuyo nombre, "Marrowbone", da título a la película.

Durante la presentación, todos han hecho un esmerado esfuerzo por contar aspectos de la película, pero sin desvelar las sorpresas, los secretos y los misterios que encierra la trama, y que tienen que ver con la madre de los chicos, y con los motivos por los que esta familia huye de Inglaterra y se refugia en esa casa heredada de una pariente que no dejó descendencia directa.

Para preservar esos secretos, la visita de los medios de comunicación a la casa, guiada por el director de arte Patrick Salvador, ha dejado sin explicar aspectos que parecen claves, como la habitación intacta, como suspendida en el tiempo, de la madre de los chicos, con flores frescas, espejos tapados y un cristal roto en una de las ventanas.

También toman parte de la historia un mapache y un oso, en una trama de la que el director asturiano sólo dice, a preguntas de los periodistas, que hará que el espectador "pase del miedo a la emoción, y vuelta al miedo, antes de acabar con mucha más emoción".

Sergio G. Sánchez ha esperado a tener el guión apropiado para hacer lo que más le gusta, que es dirigir, y lo hace con una película cuyo género principal él mismo identifica como 'thriller', con elementos de horror, "pero con un componente emotivo muy fuerte, con una historia de amor por el medio, y, sobre todo, con unos vínculos de la familia muy potentes".

Juan Antonio Bayona, que en esta ocasión interviene como productor ejecutivo, ha destacado el talento de Sánchez como "narrador de primer orden" y ha dicho que se alegra de que ahora "pueda demostrar al mundo el gran director que es" y que lo haga, además, con una película ambiciosa "que es un pequeño milagro en el cine español".

Todos los actores han coincidido en considerar sus personajes como un reto interpretativo que les permite explorar en los sentimientos de cada uno de ellos, y los problemas que se les plantean y que no se pueden desvelar.

Los cuatro están centrados en el proyecto, prácticamente sin disfrutar del paisaje asturiano -más allá de que les "aporta mucha paz"-, ni de nada que no sea el propio rodaje, que aseguran vivir como si estuvieran "dentro de una burbuja".

El consejero delegado de Mediaset España, Paolo Vasile, ha acompañado al equipo en la presentación y ha dicho que la clave para el éxito de esta película será "hacer las cosas bien" como se hizo, ha indicado, en "El orfanato" o en "Lo imposible".

El otro gran protagonista de la película es el palacio praviano del siglo XVIII, con una torre del XV, que prácticamente hubo que reinventar porque, como dice Patrick Salvador, "es lo más alejado posible al mundo americano que se intenta reproducir".

Su trabajo consistió en revestir por dentro y por fuera cada rincón de este caserón de 1.400 metros cuadrados para darle un aire a las casas que parecen en los cuadros de Andrew Wyeth, que es uno de los grandes referentes estéticos de la película "por lo que tiene de sobrio, de esencialista y de simbólico".

La transformación incluye, desde la plantación de sacos de semillas de glicinias en la entrada de la casa, "en un ejercicio de paisajismo extremo", hasta tirar abajo tabiques y abrir ventanales en paredes de ochenta centímetros de grosor que luego habrá que devolver a su estado original, piedra a piedra.

No falta el típico granero americano, una huerta real en la que trabajan los protagonistas para subsistir en su aparente "clandestinidad" y hasta una cocina de hierro de la época, de 430 kilos de peso, traída ex profeso desde Virginia.

La película, que se rueda en inglés, ya ha despertado el interés de numerosos países, será estrenada a finales del próximo año, y será ejemplo, según explica Sergio G. Sánchez, de que "España es un plató ideal para que producciones de todo el mundo vengan aquí".

"Muchas veces nos da pudor o nos da miedo, pero esto es un ejemplo de cómo sí se pueden hacer películas aquí que se vean en todo el mundo y que, a la vez, el mundo descubra España para venir a rodar otras producciones", ha explicado el director asturiano.