Los 500 niños que hoy han visitado el Jardín Botánico por su vigésimo aniversario, son una muestra de la estrecha relación entre este espacio natural y los gijoneses. Pero su trascendencia va más allá. Ha supuesto un antes y un después en Asturias, en el campo de la investigación y el estudio de la flora autóctona y mundial.
En estas dos décadas, el Botánico se ha convertido en un foco de atracción turística, pero también en un instrumento de primer orden, en el ámbito de la divulgación del medio natural.
El reto ahora es trabajar más hacia el exterior. Un ejemplo, es el programa de especies amenazadas en el que ya trabaja su equipo científico.
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