Memoria y reflexión en Laboral Centro de Arte

Parasimón es una instalación visual y sonora de Juanjo Palacios y Carlos Suárez

Celesto García, vecino de Payares, reveló un secreto que llevaba años guardando, era un secreto solapado durante toda una vida. Siendo un niño, vio cómo unos verdugos asesinaban a un grupo de veintidós presos. Fue el tiempo de la represión franquista en Asturias, fue un crimen colectivo en el enclave de Parasimón.

Celesto lo vio con la mirada furtiva de un niño, escondido entre los árboles. De anciano, aportó un dato fundamental: uno de los represaliados era Luis Cienfuegos, vecino de Aller desde su matrimonio con Amadora. Lo cuentan los artistas Juanjo Palacios y Carlos Suárez.

La tierra cuenta historias. En las profundidades de lo visible se siguen guaradando relatos de instantes infames de la humanidad, de instantes deplorables de la historia de un país.

Las víctimas del primer enterramiento fueron asesinadas con un número de balas desproporcionado. O los verdugos eran poco experimentados o estaban muy nerviosos. Los ejecutores condujeron a los represaliados a una zona escondida en un frondoso bosque de abetos. Ahora se está pendiente de un estudio de ADN hecho a descendientes de 16 de los 22 asesinados. Lo explica Begoña Collado, directora General de Memoria Democrática del Principado de Asturias.

Los prisioneros fueron obligados a ponerse de rodillas, ante el pelotón de fusilamiento. Fueron obligados a humillarse en su último instante. Luego fueron enterrados con cuidado, por humanidad, por un maestro de escuela y por sus alumnos. Los enterradores fueron niños.