Claudio Fernández, el comerciante moscón que no puede alejarse del negocio familiar

Sus vivencias y anécdotas lo convierten en una especie de enciclopedia oral de Grado

Hasta regentar primero una carpintería y después su propia tienda de muebles, el comerciante moscón, Claudio Fernández hizo, casi de todo. Lo mismo repartía paquetes por Grau / Grado, que vendía tabaco y pasteles por las romerías. También hacía galletas en la popular fábrica, 'Casa La Gilda'.

Claudio también forma parte de la historia del ya desaparecido 'Cine Rada de Grao'. Allí trabajó de portero y acomodador, tarea que compaginaba con su carpintería. Las vivencias de aquella época darían para un libro.

Mucho ha cambiado la villa desde entonces y también la forma de hacer negocios. Este emprendedor piensa que en su época era igual de difícil que ahora. Eso sí, entonces se vendía con bastante más facilidad.

Aunque ahora es su hija Sagra la que está al frente del negocio familiar, Claudio sigue llevando el timón. Acude a diario para revisar, o más bien dirigir, pedidos, compras y entregas. También es frecuente verlo al volante de su furgoneta. La vida de jubilado no va con él.

Trabajo y sacrificio son las máximas de Claudio Fernández. También la buena compañía, nada, dice, hubiera sido lo mismo sin Amparo, su mujer ya fallecida. Claudio toca madera para seguir cruzando esta puerta muchos años más.